…Cuanto más inteligente es una persona, más corta será la duración de su amor, del amor tal y como lo conoces. Por eso, a medida que la humanidad se vuelve más inteligente, el amor se va convirtiendo en un fenómeno de corta duración. En el pasado era casi permanente; no existía el divorcio. Hoy en día, todavía no existe el divorcio en los países poco civilizados. Cuanto más educado, culto y sofisticado se vuelve un país, más aumenta en la misma proporción el promedio de divorcios, por la sencilla razón de que las parejas se dan cuenta de que se aburren el uno del otro. No tiene sentido seguir alargándolo, es mejor terminar.
Pero la mente puede terminar una cosa e inmediatamente sustituirla por otra ilusión, una y otra vez. La mente no aprende. Incluso la persona inteligente sigue sin aprender. Y la mente se ha hecho tan poderosa que nada de lo que surge del corazón llega nunca a ti, a tu ser, sin que ella la interprete.
El corazón dice "eternidad" y la mente interpreta "permanencia". Ahí es donde te equivocas. El anhelo del corazón es una dimensión vertical; ésa es la dimensión de la meditación. La mente vive en horizontal; por eso los místicos de todas las épocas se han dado cuenta de que mente y tiempo no son dos cosas diferentes: mente es tiempo. La mente no puede vivir en vertical; la mente vive en el pasado, en el futuro. Para la mente el presente no existe. La mente va moviéndose siempre de pasado a futuro. El presente parece ser solamente un medio para ir del pasado al futuro.
He oído:
Un cazador fue de caza a la selva. Un amigo suyo quería acompañarle; también quería ser cazador pero era un aficionado; casi no sabía. El cazador le dijo: "De acuerdo; puedes venir conmigo."
El cazador le llevó a un lugar por el que solían pasar tigres y leones, muy cerca del arroyo al que tenían que acercarse cuando sentían sed. Se escondieron tras unos arbustos. El cazador le dio instrucciones diciéndole: "Cuando pase, pon atención y dispara inmediatamente."
Pasó un tigre. El cazador se quedó perplejo porque su amigo estaba casi paralizado, sin mover un dedo; no mostraba intención de disparar. Luego le preguntó: "¿Qué te ha sucedido?" Su amigo le dijo: "El tigre iba tan rápido que solamente le vi cuando estaba fuera de mi alcance."
Así es exactamente el presente: lo ves sólo cuando está fuera de tu alcance, cuando ya ha pasado; solamente entonces lo ves. Nunca lo ves cómo presente. La mente no es tan rápida. La mente no es consciente, no está atenta. La mente está siempre soñando, siempre está rodeada de pasado y futuro y el pequeño y atómico momento del presente se desliza muy rápido; ha de desplazarse incluso más rápido que la propia luz porque nunca podemos apresarlo. Para cuando nos damos cuenta, ya ha pasado. Siempre te das cuenta cuando ya no está delante. De todo lo que eres consciente es del pasado que ya no existe y del futuro que todavía no es. Vives entre esos dos puntos no existentes.
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